- 23 años han pasado ya, desde aquella tarde de mayo de 1998, cuando Oswaldo Quispe Llancari se presentó —con todo el deseo de superarse— a su primer día de trabajo como seguridad, de lo que hoy es el primer local de la Universidad Continental.
Lo entrevistó la misma Teresa Godoy, gerenta general actual de la organización. Se necesitaba una persona de absoluta confianza para la vigilancia de la obra ubicada en el 337 del jirón Cusco, en el centro de Huancayo, y Oswaldo era quien tanto esperaban. La entrevista concluyó con su palabra de compromiso: “no le voy a fallar”. Siete horas después, ya se encontraba en su puesto de trabajo.
23 años han pasado desde que, habiendo salido de su natal Huancavelica junto a su esposa y tres hijos, dejó las labores eventuales y firmó su primer contrato en las oficinas que ahora constituyen al Instituto Continental. Tras seis meses de vigilar las labores de construcción, en septiembre de 1998, se convirtió en el primero de los históricos “azulitos”, por cierto muy queridos en la Continental.
23 años de conocer, saludar y ayudar a miles de estudiantes en los locales de la calle Real y el jirón San Carlos, pero ninguno como sus hijos. Elizabeth —su primogénita— fue la primera; emocionado la vio llegar a su primer día de clases de Secretariado Ejecutivo en el Instituto, cuando todavía se dictaban clases, y con la misma emoción la vio egresar como profesional en Contabilidad de la Universidad Continental. Hoy mismo, espera con ansias la ceremonia en que Aifer, su segundo hijo, se gradúe como Ingeniero Eléctrico en la modalidad Semipresencial.
23 años también pasaron de servir a Continental, sin ningún inconveniente de salud; prácticamente, porque el 15 de mayo de 2020 se convirtió en el primer colaborador de la organización afectado por el coronavirus. Fue un susto para todos, pero asegura haber recibido apoyo en todo momento. Cuatro meses después, ya estaba “reenganchado” en sus actividades y retornaba con normalidad a sus labores en el campus San Carlos de Huancayo.
23 años han pasado, desde esa mañana de mayo de 1998 cuando a sus 28 años, Oswaldo Quispe Llancari aseguraba con firmeza “no le voy a fallar”. Y sí pues, nunca nos ha fallado, ni a Teresa Godoy, Félix Méndez y Jorge Breña, testigos de esa mañana de 1998 y de esta frase de compromiso que nació en su entrevista laboral.
Te comprometiste con todos y todas, a quienes has servido en estos más de ocho mil días de colaboración en Continental. Gracias Oswaldo, gracias “azulito”, gracias por tu servicio y gran corazón. Gracias por “jamás haber fallado”.