De acuerdo a información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 10 millones de personas intentan suicidarse al año en el mundo, aquellos que logran su cometido superan el millón. Según los expertos, son más las mujeres que intentan suicidarse; sin embargo, son más los hombres los que mueren por utilizar métodos más agresivos.

Estos fueron algunos datos que compartió el profesional en comportamiento racional, emotivo y cognitivo por el Instituto Albert Ellis de Nueva York, Alvaro Valdivia, expositor del I Seminario Internacional de Psicología que se realizó del 18 al 20 de setiembre en la Universidad Continental. El especialista, indicó que pese que el Perú ocupa el penúltimo puesto en índice de muertes por suicidio (2.3 por cada 100 mil habitantes), la cifra es preocupante puesto que, no se tiene un registro formal de este problema de salud pública.

«Este panorama nos demuestra que más gente muere por suicidio que por guerra y eso que en nuestra realidad existen casos que no se cuentan y que pasan como homicidios, por ejemplo», resaltó. Esto último se debe –mencionó el expositor– a que el suicidio es un tema del que mucha gente no habla por considerarlo muy estereotipado. «Genera temor. Una persona que tiene ideas suicidas se va a sentir probablemente rechazado, es difícil de hablar sobre todo cuando no hay información», expuso.

MULTICAUSAL. Pese que escuchar o leer titulares como «se mató por amor», «nota del colegio fue fulminante» o «se suicida por pelea de padres», el suicidio implica más que una sola acción. «Su origen es multicausal. No es un acto aislado. Es un proceso que se inicia en un momento de la vida que puede ser desde el nacimiento o infancia, después se junta con problemas genéticos, psicológicos, sociales, religiosos, culturales…», añadió.

En cuanto al tema de llamar la atención, Valdivia afirmó que es una creencia que le resta importancia a lo objetivo. «Independientemente de que una persona quiera hacer drama, si piensa de esa forma ya está en riesgo». Por ello, lo más importante es ver qué tanto la persona lo está comunicando, qué está diciendo y cómo lo está diciendo. «Cuando hay un plan específico existe un riesgo más alto porque la persona ya decidió cómo lo va a hacer y cuándo, y a veces son los más silenciosos», acotó.

Prestar atención cuando hay cambios de conductas de forma drástica, como la elaboración de testamentos, dejar las cosas firmadas, pegarse más a la familia, es fundamental. «El suicidio es un problema psicológico sí, pero también de salud pública como el alcoholismo, el cáncer, el VIH, la tuberculisis, etc. que se presenta en tantas personas. «Por eso es fundamental realizar campañas de prevención y conectar a las personas con su realidad», finalizó el expositor.