Skip to main content
search

Tras la realización del Innovative Universities que organizó la Universidad Continental en el marco de sus 25 años de servicio a la educación universitaria en el Perú, su vicerrectora de Desarrollo y Aprendizaje Digital brindó conjunto de buenas prácticas internacionales en políticas que promueven la innovación en las instituciones de educación superior.

“En estos desafiantes tiempos, se requiere conocer y discutir sobre la innovación que se viene dando a escala global, con el objetivo de contribuir al diseño de mejores políticas públicas para la innovación y la educación superior en América Latina”, señala la académica. 

Esta es la relación de buenas prácticas y ejemplos de políticas en diferentes países que pueden inspirar las políticas para la innovación educativa:

En los Estados Unidos, se han implementado iniciativas como el «Competency-Based Education» (Educación basada en competencias) y el «Direct Assessment» (Evaluación directa) que permiten a las instituciones evaluar el aprendizaje de los estudiantes de manera más flexible y personalizada. Además, el Departamento de Educación de los Estados Unidos ha lanzado programas de innovación educativa, como el «Experimental Sites Initiative», que brinda a las instituciones mayor flexibilidad para probar nuevos enfoques y tecnologías.

En un tiempo en el que no tenemos certezas, pero sí tenemos a la mano herramientas propias de la innovación o la inteligencia artificial, así como el genuino interés por responder a los nuevos tiempos y tanta diversidad, ¿por qué no promover que las instituciones experimenten alternativas que luego puedan compartir con otros? La difusión de la creatividad es la base de la innovación. Es lo que encontramos como parte de las políticas de muchos países. 

En el Reino Unido, se han establecido agencias y organismos específicos para promover la innovación en la educación superior. Por ejemplo, el «Office for Students» tiene como objetivo fomentar la calidad y la innovación en el sector. Además, se han implementado programas de financiamiento y apoyo para proyectos de innovación educativa, como el «Teaching Excellence Framework» (Marco de Excelencia en la Enseñanza).

Un tema crítico que afrontamos en la extensa duración de los programas de estudios universitarios que en LATAM, en general, contempla cinco años de duración o más. Los estudios que explican el problema de las reducidas cifras de conclusión de estudios encuentran en la extensión de los estudios el principal problema, por lo que entidades como el Banco Mundial se han abocado a promover y fortalecer los estudios o carreras cortas, es decir, de 1, 2 y 3 años. 

Bajo la intención de ofrecer buenas prácticas, encontramos que el año 2020 la Unesco publicó el material de trabajo: ODS 4 – Políticas para itinerarios de aprendizaje flexibles en la educación superior: balance de buenas prácticas a nivel internacional. Este documento tiene el objetivo de ofrecer referencias para el avance del cumplimiento de los objetivos de la educación al 2030; consigna algunas experiencias como la de Bélgica que  a través de su Ley de vías de aprendizaje flexibles de 2004 (OCDE, 2019), pretende impactar a todo el sistema. “Aquí, los programas de estudio comprenden un paquete de módulos independientes, cuya finalización da como resultado un llamado certificado de crédito. (…) Los estudiantes del sistema flamenco tienen la oportunidad de obtener un contrato de grado, un contrato de crédito o un contrato de examen. El contrato de grado se aplica a los estudiantes que tienen la intención de completar un programa de estudio y obtener un título; el contrato de crédito es para aquellos que desean matricularse solo en módulos específicos y obtener certificados de crédito específicos; el contrato de examen otorga a los alumnos el derecho, según los términos y condiciones especificados por la junta de la institución de educación superior, a realizar exámenes para obtener un título o un certificado de crédito sin tener que asistir a clases“.

Igualmente, el documento de la Unesco consigna que los instrumentos de política más comunes asociados con los itinerarios de aprendizaje flexibles son los marcos nacionales de cualificaciones, la garantía de calidad y la acreditación, los sistemas de acumulación y transferencia de créditos (CAT) y los servicios de información y orientación. Ellos forman un mecanismo para clasificar y reconocer los programas de estudio sobre la base de los descriptores de nivel y materia, y sirven como puntos de referencia centrales para el reconocimiento de los programas de estudios no formales. Estas alternativas se suman a las políticas que promueven la educación a lo largo de la vida. 

Ampliando los casos, el documento informa sobre la casuística europea, donde además de las formas convencionales de organizar los programas de estudio (es decir, a tiempo completo), las instituciones pueden ofrecer cursos a tiempo parcial, vespertinos, de fin de semana o externos, lo cual es particularmente importante para los estudiantes que combinan los estudios con el trabajo o aquellos que tienen responsabilidades. Cita el ejemplo que en los países europeos, el 11 % de los jóvenes de 20 a 24 años que están matriculados en la educación superior se perciben a sí mismos no como estudiantes sino como trabajadores que estudian a tiempo parcial (Beblavý y Fabo, 2015). Esta proporción aumenta al 70 por ciento para aquellos que tienen más de 30 años. La disponibilidad de provisión a tiempo parcial varía ampliamente entre países. Es así que la proporción de estudiantes a tiempo parcial en programas de ciclo corto supera el 60 por ciento en países como Australia, Bélgica, los Países Bajos y el Reino Unido. La proporción de estudiantes a tiempo parcial asciende a más del 50 por ciento en Suecia a nivel de licenciatura, y en Finlandia y Nueva Zelanda a nivel de maestría (OCDE, 2017), explica textualmente el informe.

Todas estas son formas alternativas de estudios. Si bien los programas a distancia, parcial o completamente en línea son los que muestran un desarrollo prominente tanto en los países desarrollados como emergentes. Es el caso de la Universidad Abierta de China (OUC), que se estableció en 2012 y alberga a 3,5 millones de estudiantes, siendo la segunda universidad abierta más grande del mundo, después de la Universidad Nacional Abierta Indira Ghandi de la India. Además, en la India, más de 50 universidades han designado departamentos que brindan educación a distancia a profesionales que trabajan a tiempo parcial (Nuffic, 2015c).

Finalmente, la flexibilidad de la formación durante las décadas pasadas fue impulsada por los MOOC, que a través de diversos proveedores universitarios y empresariales promovió la formación permanente, aunque sigue siendo un reto el reconocimiento de créditos universitarios. Hoy, la difusión de las credenciales digitales alternativas prometen mayor flexibilidad ya que pueden insertarse como parte de los programas y titulaciones oficiales y, sobre todo, permiten la vinculación con la demanda laboral, articulando los estudios a las necesidades del mercado así como un mejor reconocimiento de competencias. 

Close Menu