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La Federación de Instituciones Privadas de Educación Superior (Fipes) cumplió 14 años el pasado 23 de octubre y con motivo del aniversario organizó el IV Foro de Universidades del Perú para examinar la realidad y problemáticas del sistema universitario nacional. En ese contexto, el presidente de la institución, Fernando Barrios, analizó el presente de la educación superior peruana y el aporte del colectivo que preside.

Una brecha pendiente de cerrar

La cobertura de formación universitaria en el Perú ha sido considerada deficiente históricamente y, en palabras de Fernando Barrios, hace dos décadas el acceso a la educación superior se situaba considerablemente por debajo de la media regional. En ese sentido, indicó que las casas de estudio que forman parte de Fipes han tenido un rol importante en la subsanación de dicha carencia.

“Hemos contribuido al nivel de cobertura universitaria en el país, pues hace 15 o 20 años esta era de un tercio de lo que era el promedio en América Latina. Mientras Chile y Colombia estaban cercanos al 60% de dicha demanda educativa, acá estábamos en un 20%”, explicó Barrios.

Pese a que la meta de Minedu es cerrar la presente década con una cobertura universitaria de aproximadamente el 50%, el Perú actualmente apenas alcanza el 35%. Según Barrios, lo más cerca que se podría llegar de esa cifra sería en torno al 45% de cara al 2030.

Dicha falta de oferta supone un impacto significativo en la competitividad del país, debido a que genera la ausencia de una fuerza laboral cualificada en diversos sectores productivos y de servicios.

El presidente de Fipes sostiene que los trabajadores peruanos enfrentan, en primer lugar, barreras geográficas en su búsqueda de formación académica debido a que la oferta universitaria pública y privada se concentra en Lima y algunas pocas ciudades del país. A los espacios no cubiertos es a los que apuntan.

“Uno de los grandes méritos de Fipes en los últimos años es haber acompañado el crecimiento económico del país proporcionando recursos humanos que puedan insertarse a esa dinámica económica, sobre todo en las provincias del país”, dijo Barrios, quien añade que sus asociados tienen claro que buscan ser una “presencia complementaria a la de las casas de estudios tradicionales”.

“Entre las misiones (de Fipes) está sumar, no reemplazar ni competir con el esfuerzo que hacían las universidades públicas y privadas ya existentes, más conocidas, que no podían reducir la barrera de acceso”, mencionó.

Más variantes en juego

Las barreras para la educación universitaria antes citadas no solo se restringen al ámbito geográfico, sino que también están ligadas a la falta de mayor diversidad en los programas académicos desde el pregrado hasta el posgrado.

“(En los años previos) eran muy pocas carreras para una demanda que necesitaba una oferta diferente. Una carrera de marketing y publicidad era una cosa rara en provincias 20 años atrás”, explicó la cabeza de Fipes, quien afirma que esta falta de programas universitarios alcanzaba incluso a profesiones no necesariamente difíciles de ver como la ingeniería industrial. Pese a haber tenido una demanda de consideración dentro del mercado laboral, estos programas eran escasos hasta hace no mucho en centros de estudios de provincias e incluso en universidades públicas de la capital.

Los años de la pandemia fueron particularmente complejos para la creación de programas universitarios nuevos, por lo que Fipes aboga por un marco normativo más flexible sin que eso suponga renunciar a la calidad educativa.

“Nos vamos a acercar (a las metas de cobertura) en la medida que haya una regulación favorable, un entendimiento para ponernos de acuerdo con el signo de los tiempos”, expresó el presidente de la federación de universidades, a la vez que apuntó al prejuicio que hay contra las modalidades a distancia y semipresencial.

Sobre estas últimas, Barrios argumenta que la flexibilidad que suponen brinda una oportunidad de crecimiento a sectores de la población habitualmente ignorados dentro de la consideración académica como son los adultos trabajadores.

“La necesidad y a la vez oportunidad de crecimiento están en las personas que no necesariamente pasan del colegio a la universidad, sino que eligen una ruta diferente: una carrera técnica, trabajar, casarse, el autoempleo o hacer un negocio”, menciona el delegado de Fipes.

“Hay muy poca promoción de la educación a distancia cuando en todos los países tiene décadas y en la época de la pandemia se evidenció que, así como el teletrabajo es una realidad, la educación a distancia es algo absolutamente favorable”, acota el académico, quien es enfático al afirmar que eso no implica eximir a las universidades de “garantizar el estándar de calidad”. Asimismo, el catedrático insiste en que lo que se ve en el mundo es “una diferencia de modelos educativos entre universidades” antes que una deficiencia de calidad con respecto a la enseñanza presencial.

A decir de Fernando Barrios, se debe adoptar un paradigma de formación continua que valore y compagine adecuadamente la experiencia del estudiante y garantice tanto su progresión como la movilidad académica.

“En el Perú falta algo que funciona muy bien en Estados Unidos y otros países desarrollados como Alemania, que es el reconocimiento de estudios y experiencia previos. Si quieres graduarte en una carrera diferente, la acreditación y la creación de criterios legales formales se hacen con un reconocimiento de esa formación y experiencia, lo que garantiza el acceso (a la educación) en función del tiempo, intereses o presupuesto del estudiante”, enfatiza Barrios. “Las personas empiezan en una ruta, pero tienen garantizada la continuidad de su formación a lo largo de la vida”, insiste.

Carreras y demanda

Pese al panorama económico complicado que vive el país, ciertos sectores laborales han vivido un crecimiento importante en los últimos años y las universidades no han sido ajenas a dicho movimiento.

Las ciencias de la salud han experimentado un incremento de demanda por parte de los empleadores a raíz de la pandemia de COVID-19 y a estas también puede sumarse un interés creciente por el cuidado de la salud mental. De la misma manera, los profesionales de carreras tecnológicas como ciencias de datos, programación y otras afines son cada vez más requeridos.

Fernando Barrios precisó que también se ha detectado un interés creciente por las carreras ligadas a los negocios y la gestión, debido a que muchos trabajadores independientes las aprecian como una fuente de conocimiento importante y complementario para el desarrollo de sus actividades.

“Los negocios hacen mucho sentido con la vocación emprendedora y de autoempleo que hay en el país: la gente quiere profesiones versátiles, que les permitan trabajar y también emprender o tener un autoempleo”.

Sin embargo, la inestabilidad y conflictividad del país también han tenido un impacto en otros sectores que fueron prósperos hasta tiempos relativamente recientes. El presidente de Fipes señala como caso emblemático el de la ingeniería minera que, a pesar de ser todavía requerida, ha tenido un freno significativo de demanda laboral pese ha haber gozado de una gran bonanza.

“El clima de hostilidad que ha habido ha hecho que el rubro no haya crecido”, apunta Fernando Barrios, quien agrega que casos similares se dan con la construcción civil y la metalurgia.

Todo ello habla de la relación indivisible entre el contexto nacional y los programas académicos por los que optan los estudiantes que serán los futuros impulsores del país.

DATO
El IV Foro de Universidades del Perú tuvo lugar el 10 de noviembre en el auditorio de la UPC. El evento organizado por Fipes contó con la participación de 70 instituciones de educación superior y otros organismos con ingerencia en el desarrollo educativo del país.
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