El autor en este artículo nos menciona lo siguiente:
Internet se ha convertido en el recurso por antonomasia para comunicar, consultar y relacionarse. Estas actividades, posibilitadas gracias a recursos virtuales cada vez más funcionales e incluso realistas, exponen de manera radical nuestra identidad. En la actualidad el uso masivo de internet es una constante. Si se comparan los subtotales de empleo a nivel mundial sobre este recurso, los datos son más que significativos. De manera escalable, la explotación de plataformas en internet también se erige como una de las principales entre todo tipo de público, siendo más usado por personas jóvenes y de mediana edad. Del mismo modo, es posible contrastar que la utilización de estos recursos tecnológicos comienza a edades cada vez más tempranas. En este sentido, la educación, en todo su espectro, debe atender y dar respuestas pedagógicas con el horizonte de mejorar y facilitar el uso de las mismas desde un punto de vista ético y responsable (Bermejo,2017,p.2).
También nos menciona lo siguiente:
De forma paralela, y centrando la atención en el propio uso que los jóvenes realizan de internet, creemos fundamental atender a la identidad digital que ellos mismos generan. En muchas ocasiones, dicha identidad, fruto de su actividad diaria en la red, es consciente, pero en otras tantas, los jóvenes no disponen de la suficiente información sobre la misma, desconociendo, así, los beneficios y posibles problemas del uso y explotación de plataformas, blogs, redes sociales, foros o comunidades. En efecto, cuando un adolescente comienza su andadura en la red, pasa a formar parte de los miles de usuarios activos que hacen uso de las mismas, abriéndoseles un sinfín de oportunidades, retos y por ende, de peligros (Bermejo,2017,p.2).
Finalmente, “este artículo pretende facilitar una guía simple que mejore la labor de padres y maestros a la hora de acompañar en esa andadura en la red por parte de los jóvenes, teniendo como punto de partida la especial atención al cuidado de la identidad digital” (Bermejo,2017,p.2).
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