Por: Lincol Delgado Perez
Introducción
Las metodologías activas han revolucionado el modo de enseñar y aprender en el ámbito universitario. Hoy, estas estrategias son pilares que impulsan la participación, el entusiasmo por lograr realizarlas y una comprensión constante y profunda por parte de los estudiantes. Ante un panorama educativo que es cada vez más diverso y lleno de tecnologías; se hace necesario identificar qué metodologías son las que ofrecen los mejores resultados y en qué contextos específicos deberán ser implementados y/o utilizados.
Comparativa de estrategias activas
En un estudio reciente de Hussain, Khoso y Phulpoto (2025) nos muestra: cómo estrategias como el aprendizaje basado en problemas (ABP), el aula invertida y el trabajo colaborativo, donde marcan una diferencia positiva. Resulta que estas metodologías no solo mejoran las notas de los estudiantes, sino que también, hacen que se sientan más satisfechos con su experiencia universitaria, inclusive afirman que los puede ayudar a no abandonar sus estudios.
El estudio se realizó con un grupo de 500 estudiantes y 50 profesores en universidades de Pakistán. Los resultados fueron favorables en la medida del uso de forma constante, la participación en clase aumenta y los estudiantes se vuelven más autónomos.

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Por su parte, El-Thalji (2025) desarrolló un caso de estudio en un entorno de ingeniería donde integró la gamificación dentro de un aula invertida. Los resultados indicaron una mejora notable en la motivación de los estudiantes, así como una participación más activa en el proceso formativo. Aunque el estudio fue más limitado en su alcance, ofrece una visión de cómo el uso de elementos lúdicos pueden potenciar estrategias ya conocidas y utilizadas.
Un estudio de El-Thalji (2025) nos muestra: ¿qué pasa cuando mezclamos gamificación (pensar en juegos) con el aula invertida en carreras de ingenierías? Pues resulta que los estudiantes se motivaron muchísimo más y participaron con mucho más énfasis en sus clases.
Si bien este estudio fue en un grupo más pequeño, nos da una pista súper valiosa: ¡agregar elementos divertidos y de juego puede hacer que las estrategias de uso frecuente funcionen mejor!
Ambas investigaciones coinciden en que la clave está en el diseño pedagógico centrado en el estudiante. Sin embargo, mientras que el estudio de Hussain et al. ofrece una visión más amplia y comparativa, el de El-Thalji aporta profundidad en una experiencia específica altamente tecnificada.
Ambas investigaciones nos muestran, que lo más importante es diseñar la enseñanza pensando en el estudiante. Sin embargo, hay una diferencia clave: mientras el estudio de Hussain y su equipo nos da una visión más general y compara varias estrategias, el de El-Thalji profundiza en una experiencia muy específica, donde la tecnología juega un papel central.
Vemos lo importante y valioso aporte que significan las metodologías activas, entonces es necesario considerar las siguientes recomendaciones:
- Implementar de manera sistemática metodologías activas variadas, adaptadas al contexto cultural y disciplinar.
- Potenciar el aula invertida mediante elementos de gamificación, especialmente en carreras técnicas y de ingenierías.
- Fomentar la formación docente en diseño instruccional centrado en el estudiante.
- Evaluar de forma continua el impacto de estas estrategias para su ajuste y mejora.
Si bien estos casos provienen de contextos extranjeros, las recomendaciones pueden adaptarse, incorporar ABP y aulas invertidas con gamificación pueden mejorar la experiencia y resultados de nuestros estudiantes, siempre considerando los recursos tecnológicos y la diversidad cultural de cada filial.