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Galdós, el Poeta Azul que alcanzó su sueño

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Imagino a  mi madre/paseando bajo el llanto, en soledad andina/imagino a mi madre/ hilando y tejiendo nostalgias de vida/Imagino a mi padre/labrando miseria en medio del silencio/imagino a mis hermanos/cosechando hambre en huertos de dolor/con arroyos de sus penas/Y yo aquí en esta ciudad tan hermosa/siembro a cada paso/pedazos de pobreza.

Poemas en el Silencio, de José Galdós Talaverano, 2014.

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Todas las mañanas lo vemos en su traje azul. La amabilidad es su sello personal. Mientras recita sus poemas, con voz grave y cálida al mismo tiempo,  imaginamos los paisajes de la sierra, del habitante peregrino en su propio terruño.

José Galdós Talaverano, más conocido como el Poeta Azul, llegó desde Andahuaylas a Huancayo cuando tenía 11 años. “En ese entonces, todavía no sabía leer ni escribir, pero gracias al padre Marco Gonzáles, del colegio Salesiano Técnico Don Bosco, pude culminar mis estudios primarios y secundarios. Además, aprendí todo sobre electricidad en los talleres técnicos; sin embargo, nunca pude dejar de hacer poesía”, nos cuenta.

El Poeta Azul inició sus lecturas con Ña Catita, de Manuel Ascencio Segura, pero una vez que descubrió a  César Vallejo y Javier Heraud, su gusto por la escritura lo llevó a publicar cuatro poemarios. Galdós señala que sus versos componen poesía andina, porque retrata los sentimientos de los personajes nostálgicos que encontramos en la serranía, muchos de ellos enamoradizos, melancólicos, añorantes, impregnados de cotidianeidad.

Actualmente, luego de una autoexigente y rigurosa actitud y compromiso, Josué Galdós logró graduarse como administrador de empresas en la modalidad Gente que Trabaja de la Universidad Continental. Él es un ejemplo de lo que se puede lograr con empeño, tenacidad e inspiración. “Nunca me cansaré de soñar”, asegura.

Conoce más de su trayectoria poética

Su primeros poemas se publicaron el año 2009 en la antología “Romance de los vanos encuentros”, del grupo literario Mayucha, al que perteneció. “Ahí me di cuenta del valor de mi poesía”, señala.

El 2011, y en homenaje de Julio Cortázar, publicó “La escultura que se mató por el poeta”, en la que manifiesta su romanticismo, admiración por la belleza y los sentimientos que lo embargan en su día a día:

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Yo soy el mestizo andahuaylino/que he dejado de crecer/como la mala hierba/ como el agua en su recorrido/Estoy en la partida/ retomando esta ilusión pujante/al comienzo del viejo sendero/en este paisaje tan impresionante/ Aliéntame tú que me conoces/ mi padre un hombre muy rudo/ mi madre la más tierna/que me vio nacer y crecer/ entre risas y juegos/ irradiando una luz celestial. (Brisas de mi infancia)

Poemas en el Silencio, de José Galdós Talaverano, 2014.

El 2013, junto a Jim Ramos Ñañez, publicó “En blanco y negro”, donde expresa y reafirma su admiración por la belleza de la vida, sin dejar de expresar el dolor y la melancolía con sutileza.  El 2014, y manifestando con honestidad su admiración por el escritor Sandro Bossio, publicó “El llanto en el silencio”, en la que reafirma su amor por la tierra que lo vio nacer y su vocación de servicio, su amor por el trabajo y la familia, pero también su conmoción ante las desigualdades. “La poesía antes era necesaria para enamorarse, ahora no sé cómo nos enamoramos. La lectura nos hace más completos, más humanos”, afirma. Diríamos que Poeta Azul es además  el poeta de lo cotidiano.

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