El siguiente artículo está basado en la publicación de la profesora, Berenice Castillejos López, de la Universidad del Mar – México, titulada: “Inteligencia artificial y entornos personales de aprendizaje: atentos al uso adecuado de los recursos tecnológicos de los estudiantes universitarios”.
La autora menciona inicialmente lo siguiente:
La inteligencia artificial (IA) ha invadido los espacios de aprendizaje buscando revolucionar la educación. Creadores de contenidos en medios sociales como TikTok comparten hacks o trucos académicos para facilitar el desarrollo de las tareas de los estudiantes, pero en ocasiones lo que comparten no es más que herramientas de prácticas poco éticas que se emplean en los entregables que agenda el docente (Castillejos, 2022,p.1).
Para luego describir el objetivo de su artículo, que es el siguiente:
El propósito de este ensayo es reflexionar sobre el impacto que genera la inteligencia artificial en los entornos personales de aprendizaje de los centennials universitarios a partir de los hacks académicos y las herramientas para realizar prácticas poco éticas en el aula. Como conclusión se obtiene que el pensamiento crítico y creativo de la inteligencia lingüística y lógico-matemática se ven afectadas cuando el estudiante aplica este tipo de herramientas. Se identifica un problema de valores en el aprendiz (Castillejos, 2022,p.1).
Los autores Adell y Castañeda definen al PLE como:
«El conjunto de herramientas, fuentes de información, conexiones y actividades que cada persona utiliza de forma asidua para aprender». Este concepto nos lleva a identificar herramientas y estrategias para leer, reflexionar y para establecer relaciones. Todas estas acciones posicionan al aprendiz en un prosumidor de contenidos, es decir, un estudiante que no solo asiste al aula buscando consumir información, sino que produce conocimiento, lo que da como resultado ejercicios donde pone en práctica su pensamiento crítico y creativo. Ambos elementos son factores determinantes en la construcción de nuevos conocimientos (Adell y Castañeda, 2010,p.3).
Para los docentes universitarios, un PLE se compone de diversos elementos digitales y físicos que facilitan la adquisición, organización y aplicación de conocimientos. Estos pueden incluir plataformas de aprendizaje en línea, redes sociales, blogs, aplicaciones móviles, y herramientas de productividad y colaboración. Además, los PLE fomentan habilidades de auto-regulación, permitiendo a los estudiantes establecer sus propias metas de aprendizaje, encontrar y evaluar información relevante, y reflexionar sobre su progreso.
Implementar y promover PLEs en la educación superior no solo empodera a los estudiantes al hacerlos más responsables de su propio aprendizaje, sino que también enriquece el proceso educativo al integrar diferentes perspectivas y métodos de aprendizaje. Esto se
traduce en un aprendizaje más significativo y adaptado a las necesidades individuales, preparando a los estudiantes para un entorno profesional en constante cambio.
Por todo esto, la autora finaliza con la siguiente apreciación:
El aprendiz digital, desde su PLE, todos los días explora herramientas, aplicaciones y recursos para aprender de forma permanente. Algunos estudiantes totalmente multialfabetizados van en busca de nuevos espacios para aprender y compartir conocimientos. Otros buscan alternativas para poder mantener acreditadas sus asignaturas y recurren a las malas prácticas con el fin de entregar la actividad agendada. Los creadores de contenidos de hacks académicos deberían tener claro cuáles son los límites entre compartir un truco y la de promover una herramienta para hacer desarrollar prácticas poco éticas en el aula. En ocasiones, por querer ganar likes y posicionarse en la plataforma, eligen este tipo de contenidos para enganchar a su audiencia (Castillejos, 2022,p.1).