Por: María De Jesús Rodríguez Aybar
En la actualidad, los y las docentes tienen la oportunidad de repensar su rol en la acción educativa pues son referentes de sus estudiantes. En ese sentido, es conveniente preguntarse: ¿Qué estamos transmitiendo a nuestros estudiantes? ¿La manera en la que lo hacemos responde a sus necesidades de aprendizaje? ¿Cómo potencializar mi rol como docente?
Las respuestas a estas interrogantes son una invitación para encontrar mejores medios y maneras de lograr los objetivos educativos planteados.
En el marco del contexto actual, con la llegada del COVID-19 y el consecuente confinamiento, los modelos híbridos de educación se adaptan a lo que el estudiante de hoy necesita, combinando las bondades del aprendizaje presencial y virtual. En base ello, repensar en el rol docente bajo este modelo es fundamental para su desarrollo efectivo (Abreu, 2020).
¿Cómo es un docente híbrido?
En primera instancia destacamos que este modelo híbrido tiene que apoyarse en la tecnología, pero centrarse en una innovación pedagógica que facilite la misma experiencia de aprendizaje tanto para quienes desarrollen clases en remoto como a los que se encuentran en el aula. Por ello, se busca que el docente pueda (Obesso y Nuñez, 2020; Sousa, Peset y Muñoz, 2021):
- Manejar diversas estrategias de enseñanza susceptibles de ser aplicadas tanto en el campo presencial como virtual de manera simultánea.
- Planificar previamente actividades que permitan unir experiencias presenciales y virtuales que se desarrollan de manera paralela.
- Tomar en consideración en su quehacer pedagógico, los recursos tecnológicos, así como también las relaciones humanas.
- Monitorear y acompañar las actividades empleadas en sus sesiones de aprendizaje atendiendo a las dificultades que los estudiantes puedan tener en el proceso haciendo uso de la tecnología en el aula.
- Brindar múltiples medios de acceso a la información.
- Fomentar oportunidades de interacción entre compañeros priorizando el desarrollo de habilidades colaborativas en el componente presencial como en el remoto.
Como se puede apreciar, se necesita repensar en la forma de enseñanza motivando a los y las estudiantes en el proceso y enseñándoles distintas maneras de aprender en ambas modalidades.
El docente se convierte en un mediador, diseñando experiencias de aprendizaje para los estudiantes que se encuentran en el entorno presencial y el virtual, realizando seguimiento constante a los estudiantes, haciéndolos más autónomos y responsables, competencias clave para el desarrollo personal y profesional del individuo.