La autora del artículo, menciona lo siguiente:
El síndrome de burnout en docentes universitarios, también conocido como desgaste profesional o síndrome del trabajador quemado, es un padecimiento reconocido oficialmente por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2019 como un fenómeno tridimensional (Verónica, 2024).
Se caracteriza por una respuesta prolongada de estrés ante factores estresantes emocionales e interpersonales en el trabajo. En el contexto educativo, esto se manifiesta como un estado crónico de agitación física, emocional y mental que surge en la persona debido a la acumulación de las demandas de su trabajo. La docencia se considera una de las profesiones más susceptibles a los riesgos psicosociales y al agotamiento físico y mental debido al estrés crónico (Verónica, 2024).
Este síndrome se compone de tres dimensiones principales:

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a.- Agotamiento o cansancio emocional: Se refiere a la sensación de estar cansado emocionalmente por las actividades en el trabajo. Los docentes pueden sentirse fatigados al final de la jornada laboral o al levantarse por la mañana para enfrentarse a otro día de trabajo.
b.- Despersonalización: Valora el grado de actitudes de frialdad y distanciamiento o cinismo hacia los alumnos y el trabajo. Puede llevar a tratar a los estudiantes como objetos impersonales o a volverse más insensible.
c.- Baja realización personal: Evalúa los sentimientos de autoeficacia y realización personal en el trabajo. Con el burnout, esta dimensión se caracteriza por una reducción en la sensación de logro personal.
Las causas del burnout en docentes universitarios incluyen:
a.- Sobrecarga de trabajo: Asignación de actividades que exceden la capacidad, lo que afecta el entorno personal y familiar.
b.- Presiones emocionales: Interacción constante con estudiantes de diversas realidades, gestión de comportamientos disruptivos y la expectativa de brindar apoyo emocional.
c.- Condiciones laborales desfavorables: Remuneración baja, falta de recursos educativos adecuados, infraestructuras deficientes, y falta de soporte institucional.
d.- Incertidumbre: Cambios en las políticas educativas constantes, genera estrés al no tener las reglas claras.
e.- Perder el tiempo libre personal: No tener el tiempo libre, descanso y entretenimiento debido a las responsabilidades laborales y académicas. Esto sobrecarga al docente.
A continuación, se presentan 3 actividades para abordar el síndrome:
1.- Gestión eficiente del tiempo y la carga laboral:
“La autora menciona que es: importante lograr que los docentes establezcan prioridades y administren su tiempo de manera eficaz. Esto incluye la planificación de las sesiones experienciales, diseño de recursos y actividades de evaluación” (Verónica, 2024).
2.- Fomento del autocuidado y hábitos saludables:
“La autora indica que se debe fomentar entre los docentes la importancia del autocuidado, promoviendo hábitos de vida saludables como una dieta equilibrada, ejercicio regular y suficiente descanso” (Verónica, 2024).
3.- Equilibrar el trabajo y vida personal:
“Es fundamental ayudar a los docentes a establecer límites claros entre su vida profesional y personal. Se debe incentivar la planificación de tiempo libre y vacaciones adecuadas para recargar energías” (Verónica, 2024).
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