Mónica Pino, especialista de la Universidad del Bío Bío de Chile, precisó en su segunda exposición en el II Seminario Internacional de Psicología organizado por la Universidad Continental, que los niveles de violencia en toda Latinoamérica, comparten indicadores muy similares y escenarios parecidos en el caso de bullying.

La cantidad de alumnos que estudian en colegios estatales no baja de los 35 a 40 alumnos, esto contribuye a que el docente no pueda controlar bien esa cantidad y descuide la convivencia en el salón de clases, explicó.

Otro factor son los padres de familia, que muchas veces no pueden resolver sus conflictos y utilizan la violencia como correctivo, algo que se impregna en el carácter de los alumnos. Además existe mucha vergüenza, en el agredido para aceptar que es  objeto de bullying. “Las estadísticas demuestran que el 80% declara haber observado bullying en su colegio, mientras que solo el 25% acepta haberlo sufrido alguna vez”, señaló la psicóloga.

Por ello, es necesario cambiar la manera de recolectar los datos al momento de hacer el estudio ya que en este caso los compañeros son los que comentan la violencia, también cuidándose, pues estar de parte del agredido los coloca en estado de vulnerabilidad. Una carencia en los procesos correctivos contra el bullying, es que solo el agresor recibe tratamiento, dejando al agredido más vulnerable y solo, puntualizó.