Muchas veces una de las tareas más difíciles para los docentes es hacer que sus estudiantes tengan la confianza para compartir sus opiniones sobre un tema en cuestión. Es aquí dónde es necesario utilizar algunas técnicas que contribuyan y fomenten la participación de los estudiantes, no solo respondiendo con comentarios cortos o con datos puntuales, sino también manifestando su propio juicio o valoración sobre un tema.
Para ello, es necesario que los docentes incorporen técnicas sencillas, como las que se detallan en los siguientes apartados, que ayuden a los estudiantes a desarrollar su propio pensamiento crítico. Cada experiencia de aprendizaje diseñada puede contribuir en diferente medida pero que realizadas con frecuencia pueden generar un gran impacto.
¿Qué es el pensamiento crítico?
“El pensamiento crítico es el proceso de analizar y evaluar el pensamiento con el propósito de mejorarlo (…) La clave para desencadenar el lado creativo del pensamiento crítico, está en reestructurar el pensamiento como resultado de analizarlo y evaluarlo de manera efectiva” (Paul y Elder, p.7, 2005).
Este concepto hace referencia a realizar ejercicios de cuestionamiento y de valoración, los cuales permiten emitir un juicio o tomar una posición con respecto a un hecho, fenómeno o idea. Posibilitando así a los estudiantes a construir futuros mejores, aplicando y transformando los conocimientos que adquieren. Esto hace que puedan comprometerse con su aprendizaje, reflexionando, cuestionando y debatiendo (Palacios, Álvarez, Moreira y Morán, 2017).
¿Cómo desarrollar el pensamiento crítico en los estudiantes?
Estas son la técnicas propuestas por Palacios, Álvarez, Moreira y Morán, en su publicación “Una mirada al pensamiento crítico en el proceso docente educativo de la educación superior”
(Hacer clic en cada subtitulo para leer detalle de la técnica)
Formular preguntas
que conlleven a un análisis, por ejemplo: ¿qué pasaría si…? ¿por qué ocurre…? ¿qué harías tú en esa situación? ¿qué solución propones?
Revisión por pares
Promover la «revisión por pares» de trabajos escritos, de manera que puedan recibir retroalimentación no solo del profesor sino de los compañeros, y así aprovechar los beneficios de la escritura y lectura activas.
Descubrimiento
Hacer que los estudiantes descubran sus propias creencias falsas, ideas equivocadas, prejuicios, ilusiones y mitos.
Participación al azar
Activar la participación de todos los alumnos utilizando alguna técnica de “participación al azar”. Por ejemplo, escribir tarjetas con los nombres e ir eligiendo de una en una para contestar, preguntar o comentar durante la clase.
Utilizar el método socrático
para hacer preguntas y organizar debates entre los estudiantes sobre temas que generan contradicciones.
Estimular la creatividad
Formular problemas que estimulen la creatividad de los estudiantes.
Distintos puntos de vista
Exponer distintos puntos de vista acerca de un mismo tema. Por ejemplo, un conflicto bélico contado desde la visión de cada uno de los bandos implicados.
Hablar menos
Hablar menos para hacer que los estudiantes piensen más, mediante paros en la clase para que trabajen y reflexionen sobre los temas que se han tratado
¿Cuáles son los beneficios para los estudiantes?
Según Palacios, Álvarez, Moreira y Morán (2017), los estudiantes que desarrollan competencias de pensamiento crítico se caracterizan por:
- Estar bien informado y ser sistemático.
- Tener desarrollada la capacidad de análisis, de elaboración de conceptos y de interpretar gráficos, entre otros.
- Ser flexible de pensamiento.
- Buscar la verdad en todos los ámbitos, no dejarse guiar por criterios de otros.
- Ser justo cuando evalúa y cuando se autoevalúa.
- Establecer juicios con prudencia y cordura.
- Ser dinámico en la búsqueda de información relevante.
- Ser razonable en la selección de criterios.
- Estar enfocado en preguntar, indagar e investigar.