La evaluación en la universidad ha cambiado. Hoy tiene un menor valor “decir de memoria” y mucho más demostrar qué sabes hacer. La evaluación auténtica busca: poner a estudiantes frente a tareas reales, con criterios claros, productos verificables y retroalimentación útil. La evidencia reciente confirma que este enfoque impulsa habilidades clave para la vida y el trabajo. (Vlachopoulos & Makri, 2024).
¿Por qué importa?
Es importante porque ayuda a evaluar con tareas reales a desarrollar pensamiento crítico, colaboración, creatividad y resolución de problemas. No es una teoría suelta: una revisión de 94 estudios en educación superior encuentra mejoras consistentes en estas habilidades, aunque advierte que hace falta formación docente y recursos para una correcta implementación. (Vlachopoulos & Makri, 2024).
¿Cuál es el aporte digital?
La tecnología puede hacer la evaluación más auténtica, siempre que la usemos con intención. Un análisis de 52 estudios muestran que lo digital se usa en procesos de diseño (simulaciones, e-portafolios, multimedios), pero poco para contextualizar la situación real o para retroalimentar y juzgar con evidencia en el proceso. (Hu, Liu, & Daniel, 2025).
Lograr una buena práctica, a través de: objetivos ↔ tarea ↔ rúbrica ↔ evidencias. (Vlachopoulos & Makri, 2024).
Evidencias también ricas en: video, código, prototipo, informe, con datos reales, bitácoras. (Hu et al., 2025).
Feedback: Mejora en comentarios rápidos, trazables y de múltiples fuentes (docentes, pares, externos). (Hu et al., 2025).