Por: Lic. María De Jesús Rodríguez~
A raíz de la aparición del COVID-19, los adolescentes y jóvenes de todo el mundo han sentido las repercusiones psicológicas del aislamiento social. Un sondeo realizado por la UNICEF (2021), realizado en más de 8500 jóvenes entre 13 a 29 años, demostró que más del 27 % siente ansiedad, el 46 % reportó desmotivación para realizar actividades que antes disfrutaban. Asimismo, más del 70 % ha sentido la necesidad de pedir ayuda, pero más del 40 % no lo hizo.
Los docentes, al interactuar directamente con los estudiantes, se enfrentan a diversas situaciones que involucran aspectos distintos a los estrictamente pedagógicos o relacionados a la asignatura ¿Qué quiere decir ello? Con base a los reportes anteriores, es importante mencionar que el ser humano es un ser biopsicosocial, integral al que las diversas situaciones del día a día le afectan.
Estas situaciones no solo influyen en el estado de ánimo o en la formación de su personalidad, sino también en los diferentes ámbitos en el que una persona se desenvuelve, como por ejemplo: el laboral, académico y personal. Por ese motivo, en un proceso de enseñanza-aprendizaje pueden identificarse elementos que lo faciliten u obstaculicen. Y, en ese sentido, el componente psicológico cobra mayor relevancia, sobre todo en el contexto pandémico en el que nos encontramos. (Consulta aquí un informe de UNICEF sobre la situación socioemocional de estudiantes latinoamericanos ante el COVID-19).
Como psicóloga educacional considero que el ámbito emocional del estudiante es pieza clave para desarrollar una sesión de clase significativa. No sólo porque podemos valernos de estrategias que lo involucren para transmitir conocimientos o generarlos, sino que también podemos realizar un breve diagnóstico emocional del alumnado y mirar algunas casuísticas que requieren de nuestra atención, y porqué no, de nuestra intervención si contamos con las herramientas básicas para hacerles frente.
En este punto surgen dos importantes preguntas:
1.¿Cómo realizo un breve diagnóstico emocional de mi alumnado?
2.¿Qué casuísticas de corte psicológico podría abordar desde mi rol de docente sin ser psicólogo o psicóloga?
Antes de responder es importante aclarar lo siguiente:
- Si bien es cierto, el objetivo principal del docente es lograr los objetivos de aprendizaje establecidos, también lo es conocer cómo aprenden los estudiantes para que, en base a ello, se realicen los ajustes necesarios para lograr dichos objetivos educativos. Y, para conocer cómo aprenden los estudiantes se podrían valer de la psicología, ya que, gracias a ella, se conoce el día de hoy cómo los seres humanos adquieren conocimientos y aprenden. Conocer sobre ello le permitirá al docente tomar mayor conciencia sobre las características del grupo de estudiantes y elegir las mejores estrategias según las necesidades detectadas. De esta manera, el docente se convierte en un facilitador del proceso de aprendizaje (Garzón et al., 2019).
- Ahora, se sabe que los estudiantes piensan y actúan de diferentes maneras según su situación de vida y la etapa de desarrollo en la que se encuentran. Entonces, en primer lugar, se debe hacer un barrido de las edades de los estudiantes y conocer qué es lo que sucede en términos generales durante esa etapa a nivel: afectivo, físico, cognitivo y social. La información existente al respecto es amplia, por ello, se deben escoger fuentes válidas y confiables.
Realizando un breve diagnóstico emocional de mi alumnado
De manera breve y práctica podemos abrir un espacio de 10 minutos aproximadamente para conocer cómo llegan los estudiantes a la sesión de clase. Por ejemplo, podríamos utilizar un slido, jamboard o mentimeter (la plataforma que más nos agrade y que consideren la adecuada para el momento) para poder realizar algunas preguntas cómo: ¿Cómo se encuentran el día de hoy?, ¿Qué emoción destaca en ti en este momento?, ¿Cuántas ganas tienes de participar el día de hoy?, ¿Cómo te has sentido estos últimos días?, etc. En caso la clase sea presencial, también se pueden utilizar celulares, o post-it anónimos si así lo consideran. Pueden pedir voluntarios para compartir algunas opiniones o dar una lectura rápida a lo respondido por los y las estudiantes. De esta manera, podremos conocer en líneas generales su estado emocional para así implementar algunas estrategias necesarias para iniciar la sesión con la mayor apertura, atención y motivación posible.
Estrategias que podrías abordar desde tu rol como docente sin ser psicóloga o psicólogo:
Escucha Activa
el verdadero secreto del liderazgo es saber escuchar. En la medida que el docente conozca al grupo que lidera va a poder cubrir sus necesidades y va a tomar decisiones en conjunto con ellos generando mayor sentido de pertenencia por parte de los estudiantes.
Organización
En ocasiones, el bajo rendimiento académico tiene que ver con la poca autorregulación académica. Para ayudar a nuestros estudiantes en este aspecto podemos brindar pautas o tips para ayudarlos a separar bloques de tiempo para realizar actividades académicas, hábitos de estudio, escoger los materiales para estudiar, etc.). El docente que adquiere conocimientos sobre estrategias de estudio, está en la capacidad de ayudar a sus estudiantes a organizarse, generar horarios, darle pautas de estudio dependiendo la necesidad de los cursos.
Contención Emocional
Hay situaciones en las que el docente puede discernir si la situación a la que se enfrenta se puede abordar con un sano consejo o si es necesaria una ayuda complementaria y derivar a un profesional especialista. Para ello, debe conocer cuál es el flujo para hacer una derivación y ante el desconocimiento es mejor acudir al departamento psicológico para obtener la orientación debida. Estos espacios mejoran las herramientas de los estudiantes para rendir de la mejor manera y aprender.
Finalmente, recordemos que los estudiantes universitarios valoran en mayor medida, algunas características en los docentes como por ejemplo: que sea comunicativo, humano, de buen carácter, sociable, participativo, con vocación, democrático, que escucha.(Casillas et al., 2016). Es decir, características orientadas al desarrollo de relaciones interpersonales donde prime la empatía y la sociabilidad.