Por: Lincol Delgado Perez
La educación superior está experimentando un cambio rápido, impulsado por nuevas tecnologías como la inteligencia artificial (IA), la realidad aumentada (RA), los entornos inmersivos y el análisis de datos. En dicho escenario, las universidades tienen dos desafíos: adoptar estas herramientas e integrarlas de manera que aporten al proceso de enseñanza y aprendizaje. Por eso, es crucial encontrar las mejores prácticas que aseguren una integración efectiva, sostenible y centrada en los estudiantes.

OpenAI. (2025). Docente guiando a estudiantes universitarios con tecnologías emergentes como realidad virtual y robótica [Imagen generada ChatGPT]. https://chat.openai.com/
Otra práctica importante es la capacitación continua de los docentes. La Dirección de Innovación Educativa de la UNAH (2025) menciona que los docentes deben convertirse en facilitadores digitales, capaces de diseñar experiencias de aprendizaje usando herramientas como simulaciones, realidad virtual o entornos adaptativos. Para esto, es necesario que se promueva la formación en competencias digitales y métodos de enseñanza activos.
Mirando hacia el futuro, el informe del eLearning Innovation Center de la UOC (2025) subraya la importancia de crear experiencias inmersivas centradas en el estudiante, usando la tecnología para personalizar los ritmos y estilos de aprendizaje. Este enfoque hace que la tecnología sea una herramienta clave para promover la inclusión y la equidad, especialmente al combinar modalidades híbridas y accesibles.
Finalmente, es esencial hacer una evaluación constante de las tecnologías para asegurar que sean útiles desde el punto de vista pedagógico, fáciles de usar y sostenibles. El uso de analítica de aprendizaje complementa, ajusta y mejora la estrategia digital.